Sobre la Circular de 2 de abril: aclaraciones relativas a los procesos de enseñanza-aprendizaje y de evaluación

CARTA DEL PRESIDENTE DE APIA A LA DIRECTORA GENERAL DE ORDENACIÓN Y EVALUACIÓN EDUCATIVA DOÑA AURORA MORALES MARTIN

Estimada señora Directora General:

Me dirijo a usted en nombre de los asociados y simpatizantes de la organización que presido, APIA, así como de todo el profesorado en general de la enseñanza pública en Andalucía que, en medio de la crisis pandémica que padecemos, observa con preocupación lo dispuesto en la Circular de 2 de abril de 2020 emitida por la Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa.

En primer lugar, quiero poner por delante nuestra comprensión ante las necesarias actuaciones que, desde todos los ámbitos de la Consejería, se están implementando para poner orden en el formato de trabajo no presencial que el Real Decreto de estado de alarma nos ha impuesto de manera indefinida. Dicho esto, quisiera plantearle una serie de consideraciones sobre el listado de aclaraciones que en la mencionada Circular figura, y que nos tememos ignora o desdeña factores bastante reales que pueden trastornar ese objetivo último de que ningún estudiante se vea afectado en su rendimiento escolar por esta situación.

Desde el principio,  se plantea como necesario reforzar los procesos de trabajo colaborativo del profesorado, en coordinación tanto con los equipos directivos, como con los distintos órganos de coordinación docente. A estas alturas no debería usted ignorar que una buena parte del profesorado está trabajando bajo una enorme presión, relacionada con la multiplicación de las tareas que la vía telemática de comunicación con los alumnos le ha añadido, mas la evidencia de que tenga que trabajar exclusivamente con sus recursos personales –Conexión a internet, PC, tablets, cámaras, impresoras, escáneres…– tras una acelerada puesta al día en materia de teleformación, sin contar con las circunstancias particulares y familiares de cada uno. ¿Se ha planteado la Consejería de Educación contactar formalmente con cada uno de sus profesores en activo para averiguar qué necesidades tiene, en orden a facilitar su labor bajo las mejores condiciones posibles, proporcionándoles los medios que necesite? Se resalta, en otro punto, la necesidad de apoyo que requiere nuestro alumnado, “un apoyo emocional muy necesario durante esta situación que vivimos”; pues bien, a los profesores les bastaría con que la Consejería de Educación evaluase sus necesidades materiales para trabajar y las complete allí donde haga falta.

En lo que se refiere a los procesos de enseñanza-aprendizaje, se nos propone garantizar la continuidad de tales procesos adaptando la temporalización establecida en sus programaciones didácticas a la situación especial que padecemos, lo cual es lógico e inevitable; ello –continúa la Circular– entrañará una adecuación de las programaciones en los contenidos, metodología y procedimientos de evaluación y calificación; las metodologías incluyen el uso de “plataformas Moodle, ejemplos, guías, tutorías telefónicas, vIdeotutoriales, vIdeoconferencias, etc.” que nos remiten al problema de recursos materiales señalado antes, y al que hay que sumar la enorme carga horaria añadida que supone atender a todos y cada uno de nuestros alumnos por separado y a cualquier hora del día, por más que en muchos centros se les haya recomendado contactar con sus profesores en un horario determinado. La Consejería de Educación debe poner por escrito que sus profesores tienen un horario preciso desde que comenzó el curso, que es el referente en la temporalización de su trabajo para que la presión no les desborde, por más que la generosidad y la capacidad de sacrificio de los docentes andaluces lo esté obviando.

A las circunstancias personales de los alumnos nos remite lo dispuesto sobre la atención a la diversidad. Una vez más, se adecua la programación, se adecua la evaluación… pero no se dispone nada sobre el contacto con ese importante segmento de alumnos que pasan por circunstancias familiares, culturales y socio-económicas muy difíciles de abordar tan sólo con buenas intenciones; en estos casos, plataformas Moodle, tutorías telefónicas, PASEN, e-mail, videoconferencias y demás no sirven de nada si no se ven acompañadas de la colaboración expresa de los servicios sociales municipales y comunitarios. A ellos apelamos para que ningún alumno se quede en el camino.

Sobre los procesos de evaluación en las enseñanzas de Régimen General, la Circular advierte que aunque es únicamente prescriptiva la calificación del alumnado en la última sesión de evaluación a la finalización del curso, es recomendable que en los procesos de evaluación correspondientes a la segunda sesión del curso se le califique, al estar ésta casi concluida cuando se estableció el estado de alarma. Sin duda, esto ha sido posible en bastantes centros por la enorme labor realizada por sus profesores, pero en otros no, algo que sólo cabe atribuirlo al sinnúmero de problemas con que sus directivos y docentes han topado, algunos de los cuales hemos señalado en los párrafos previos. Que las familias deban ser informadas de los resultados de las evaluaciones es obvio, pero no siempre fácil o posible como arriba hemos apuntado; que en última instancia y descartados los medios telemáticos haya que recurrir a las meras llamadas telefónicas o al correo postal, es un sobresfuerzo añadido que difícilmente llevaremos a cabo considerando la precariedad de nuestros actuales recursos. Corresponde a la Consejería por tanto añadir más medios materiales y docentes a los actuales para que se pueda superar este escollo.

Sobre los procesos de evaluación en las enseñanzas de Régimen Especial se exigen al menos tres sesiones de evaluación para cada grupo de alumnos, exigencia que en las actuales circunstancias sólo podemos calificar de rígida, y que la evaluación de los aprendizajes del alumnado sea realizada por sus profesores a través de todos los mecanismos puestos en marcha para la observación continuada de la evolución de su proceso de aprendizaje, lo cual considerando las características de la mayoría de los elementos que se evalúan en las enseñanzas artísticas y en las relacionadas con las artes plásticas, adolece de una carga de voluntarismo bastante alejada de la realidad práctica. Concédase a estos centros un mayor margen de autonomía en el campo de la evaluación si es que se desea que ésta llegue a buen puerto.

Para concluir esta misiva recomendamos a esta Dirección General que se pongan en contacto con los Directores y Directoras de nuestros centros educativos y que les escuchen; ellos suelen conocer mejor que nadie las circunstancias reales de sus alumnos y profesorado, y ellos –como correa de transmisión de unos y de otros– pueden ser la guía más eficaz para que unas instrucciones como las dispuestas en la Circular de 2 de abril de 2020 aspiren a dar de lleno en la diana de las actuales necesidades de toda la Comunidad Educativa.

Atentamente,

JAVIER PUERTO PINTADO

PRESIDENTE DE APIA