APIA acaba de realizar un estudio sobre la percepción de la Figura del Profesor en la actualidad. El objetivo no es otro que el de conocer la percepción real del profesorado andaluz, a muchos niveles y por diferentes agentes. Los resultados son cuanto menos para reflexionar, puesto que si hay algo necesario en la sociedad actual es la transmisión del conocimiento para el desarrollo de las personas y la capacitación para la vida y el desempeño de cualquier profesión.
CONCLUSIONES DEL ESTUDIO:
De entre las conclusiones que podemos sacar de este estudio destacan las siguientes:
El profesorado opina que la calidad de la enseñanza no es la preocupación principal de los políticos, sino que para la Administración lo importante es, por un lado, que los alumnos estén recogidos en los centros escolares hasta alcanzar la edad laboral y, por otro, la transmisión de los valores que la agenda política considera importantes en cada momento. En esta línea, la mayoría de los que han rellenado la encuesta denuncia que la administración hace todo lo posible para que el alumnado apruebe y promocione de curso por encima de cualquier otra consideración. Son muy pocos los que afirman que la transmisión de los conocimientos necesarios para los alumnos está entre las preocupaciones de quienes dirigen la enseñanza pública. Además, una inmensa mayoría de los encuestados se siente insuficientemente valorados por la administración educativa.
La mitad de los docentes entrevistados cree que la preocupación fundamental de los padres es que les ayuden a educar a sus hijos. Y, aunque es evidente que en su misión educativa los profesores apoyan y refuerzan la labor de los padres, esta no es su tarea fundamental: el profesorado se dedica principalmente a enseñar Matemáticas, Lengua, Historia y el resto de las asignaturas que conforman el currículo, pues son especialistas en estas áreas del conocimiento. Por otro lado, más del 40% de los profesores considera que las familias demandan de las instituciones educativas un lugar donde tener recogidos y protegidos a sus hijos; y, además, creen que los docentes deben aprobar a los alumnos sin exigirles demasiado para que titulen y pasen de curso sin mucha dificultad. Por fortuna, también hay un 40% de docentes que cree que los padres desean que enseñemos los conocimientos que sus hijos necesitan para enfrentarse al mundo con éxito, aunque, en general, se sienten poco valorados –y apoyados en su labor– por las familias de los estudiantes.
La mayoría del profesorado cree que los alumnos solo quieren aprobar sin mucho esfuerzo y que suelen valorar más el pasárselo bien en clase que la oportunidad de conseguir una buena educación. Sorprendentemente, la mitad de los profesionales de la enseñanza se sienten más valorados por sus alumnos que por los políticos o las familias.
Acerca de la conciencia que los docentes tienen sobre su propia misión, hay unanimidad: su labor consiste en la transmisión de conocimientos, aunque también aceptan la importancia de la educación en valores.
Hay que tener en cuenta que el factor vocacional es altísimo entre el profesorado y que, pese a todas las dificultades, el grado de satisfacción con la profesión docente se sitúa entre el bien y el notable, tal como aparece destacado en la encuesta; sin embargo, este dato contrasta con la percepción que tiene del valor que la sociedad les da: mayoritariamente se sienten peor valorados y con menos posibilidades de realizar su misión que sus predecesores docentes de épocas pasadas. No obstante, más de un 60 % de los docentes volverían a tomar la misma decisión de dedicarse a la enseñanza si tuviera que volver a hacerlo, lo que no quita que la insatisfacción que produce la actual situación educativa hace que un 40 % asegure que no volvería a repetir la experiencia.
PROPUESTAS DE APIA
Ante estos datos obtenidos, APIA, el sindicato de docentes de Secundaria de Andalucía, lanza una serie de propuestas, encaminadas todas a centrarse en el auténtico trabajo del profesor y en el verdadero objetivo del sistema educativo: enseñar y transmitir conocimientos para garantizar una oportunidad real de futuro al alumnado:
- Para ello proponemos que se potencie la especialización y profundización de los docentes en sus campos de conocimiento, permitiendo, mediante permisos remunerados, la dedicación temporal a labores de estudio e investigación.
- La especialización del servicio de inspección educativa, de forma que los inspectores del cuerpo de PES pertenezcan a este cuerpo.
- Desburocratización de la función docente: el profesor se dedica a enseñar y no a tareas administrativas.
- Todas las funciones no docentes que realiza el profesorado deben ser asumidas por profesionales especialistas en esos campos: enfermeros, psicólogos, educadores sociales, orientadores familiares, administrativos…
Hay que dignificar la profesión docente, aspecto esencial, considerando:
- El diseño de una carrera profesional real y objetiva, que permita al profesorado promocionar al cuerpo de catedráticos, a puestos docentes en la universidad o en el extranjero y a plazas dedicadas a la investigación en sus campos específicos.
- Equiparación de las condiciones laborales con las CC. AA. que mejor tratan a sus docentes.
Se impone el diseño de un sistema educativo mucho más flexible para el alumnado, con una mayor diversificación según sus capacidades e intereses (más ciclos de FP y un bachillerato más largo y riguroso para quienes lo deseen), de forma que todos puedan alcanzar las metas que se propongan por muy altas que sean, dedicando el tiempo y esfuerzo del que sean capaces. Una lección que nos ha enseñado la semi-presencialidad en tiempos de pandemia es que la reducción del número de alumnos en el aula es fundamental para la atención personalizada y para reducir los problemas de disciplina en el aula.
Seria importante el desarrollo de un sistema de apoyo a las familias –no necesariamente gestionado a través de los centros educativos– formado por psicólogos y orientadores educativos, de forma que no se vean solas y sin ayuda ante los problemas de sus hijos adolescentes.
Mayor confianza en la experiencia de los profesores y devolver competencias educativas a los claustros, para que sean los docentes quienes decidan cómo desarrollar el sistema educativo en el contexto que ellos conocen.
Sería relevante llevar una adecuada financiación en el sistema educativo –no solo dedicar más presupuesto a la educación, sino invertirlo mejor para que el dinero no se dilapide injustificadamente– y que “éste no se vea convertido simplemente una guardería barata.»
Vídeo: la figura del profesor en la actualidad