Los exámenes de septiembre suelen dar algunas sorpresas. No solo cuando alumnos con una, dos o tres asignaturas pendientes aprueban; también ocasionalmente sucede que algunos, con cuatro, cinco o más asignaturas suspensas, aprueban un número considerable de ellas. En realidad, lo que ocurre es que tras un curso escolar donde no han dado un palo al agua, durante los meses de julio y agosto, esos alumnos descubren que no quieren repetir y hacen el esfuerzo que no quisieron hacer previamente. ¡Sorpresa, cuando los alumnos estudian, aprueban!
Sin embargo, el Ministerio de Educación quiere quitarles esa oportunidad de aprobar por sí mismos haciendo un esfuerzo especial durante el verano. Argumentan los políticos que es mucho mejor tomar medidas previas. ¡Eureka! ¡Ahora se dan cuenta!
Para que no pierdan el tiempo, les resumo algunas medidas previas que garantizan el éxito escolar de cualquier estudiante:
- Bajar la ratio. Cuanto menos alumnos tenga que atender cada profesor, más tiempo les puede dedicar a cada uno de ellos y más personalizada puede ser la educación.
- Desburocratizar la labor del profesor. El docente está para enseñar; todo su tiempo y energía debería estar dedicado a encontrar la mejor manera para que los alumnos aprendan y mejoren. Todo el papeleo innecesario debe desaparecer o ser realizado por personal administrativo.
- Confiar en el profesorado y rechazar cualquier presión espuria para conseguir más aprobados y para blanquear los nefastos resultados que han provocado las delirantes políticas educativas que llevamos décadas soportando. Somos profesionales, déjennos trabajar.
- Asignar más recursos materiales y humanos a los centros de enseñanza para que puedan ofrecer alternativas a los alumnos y para atender sus necesidades personales.
- Ayudar a los padres. Muchos no saben qué hacer y la labor formativa no se limita solo a la escuela.
- Dar libertad a los alumnos y a las familias para que puedan construir itinerarios propios. Todos no tienen por qué llegar al mismo sitio, pero todos tienen el derecho de desarrollar sus potencialidades.
Y una vez tengan los políticos claras que estas son las medidas previas que tienen que asegurar, dejen en manos de los profesores la decisión de hacer pruebas extraordinarias en septiembre o no hacerlas. Somos los docentes quienes mejor podemos valorar la utilidad y eficacia de estas herramientas.